El día 2 de octubre señaló el comienzo de un tiroteo que se prolongó durante 23 días y lo que provocó el terror en EEUU en el otoño del 2002. Un francotirador anónimo eligió a sus víctimas al azar, independientemente de su edad, raza, sexo. La ciudad de Washington se vió paralizada por la amenaza de un asesino invisible que podía golpear en cualquier momento.