Para Howard Spence (Sam Shepard), un viejo actor, sobre todo de westerns, los buenos tiempos han quedado atrás. Fue amado por muchas mujeres y tuvo una vida llena de relaciones tormentosas y escándalos. Ahora tiene más de cincuenta años y su vida transcurre entre la bebida, las mujeres y el hastío de sí mismo. En la puerta de su caravana, hay un letrero que dice: "No llamen", lo cual, en cierto modo, podría ser el grito de socorro de un ser solitario que necesita ayuda y comprensión. Un día Howard, plenamente consciente de su vacío interior, emprende una búsqueda de sus raíces y de sus seres queridos que lo lleva a llamar a las puertas del cielo.